Cuando te apartas...
Cuando te apartas
de las calles principales,
arterias iluminadas,
la ciudad se vuelve
un desierto frío,
hostil.
Ayer, en la noche,
bajo la llovizna
las aceras mojadas
reflejaban los destellos,
difuminándolos,
creando albores misteriosos,
trémulas luminarias
que guían
los pasos perdidos
hacía ningún sitio.
Los escasos coches
fluyen presurosos,
escandalizando con
el atronador roce
de la goma
sobre el asfalto mojado.
Salpicaduras que huelen
a gran urbe.
Apesta a barro y gasolina.
A cagadas de perro.
A cartón desecho.
Los cajeros estaban agotados,
el deambular por las vías
se hizo perpetuo
en busca del ansiado
papel moneda.
Los camiones de basura
se desparraman
recogiendo nuestros
despojos podridos
y el plástico,
derivado de los seres
que murieron hace eones.
de las calles principales,
arterias iluminadas,
la ciudad se vuelve
un desierto frío,
hostil.
Ayer, en la noche,
bajo la llovizna
las aceras mojadas
reflejaban los destellos,
difuminándolos,
creando albores misteriosos,
trémulas luminarias
que guían
los pasos perdidos
hacía ningún sitio.
Los escasos coches
fluyen presurosos,
escandalizando con
el atronador roce
de la goma
sobre el asfalto mojado.
Salpicaduras que huelen
a gran urbe.
Apesta a barro y gasolina.
A cagadas de perro.
A cartón desecho.
Los cajeros estaban agotados,
el deambular por las vías
se hizo perpetuo
en busca del ansiado
papel moneda.
Los camiones de basura
se desparraman
recogiendo nuestros
despojos podridos
y el plástico,
derivado de los seres
que murieron hace eones.
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