La basura y los grillos

El ritmo de la vida varía
desgarrando en
diferentes formas
esquilmadas
la sangre del león y del cordero
antaño unidos
en el Edén de
nuestros pecadores
padres primordiales.
Los ángeles son gordos hermafroditas,
sebosos, y aún así
vuelan entre
los cúmulos y cirros
sin tener en cuenta
bizantinas discusiones
que los mortales
mantienen para que
SU verdad,
y no LA verdad,
prevalezca en este mundo
de lechuguinos,
correveidiles y demás adjetivos
ya gastados
en los programas deportivos
de la radio.
El primer motor
consulta
algunos días
sus aberrantes creaciones.
Ríe con La Tierra,
su más mediocre instauración
en el Cosmos.
Mientras, nosotros,
mezquinos gusarapos,
nos creemos
el ombligo del mundo,
Rapa Nui de veinte duros,
made in China,
de plástico duro dorado
y oropeles de colores chillones
en el enorme firmamento negro.
Basura de nucleosíntesis pasadas
de nuestro padre
el Rey Sol.
Grillos del hogar,
repipis y enfermizos,
que solo cantamos
cuando nuestra voz
no se oye por encima
de la de otros insectos.

FIN de partida