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doglife

Paseo

Paseo Cuando he bajado a la calle
eché de menos la música
pero no por mucho tiempo.
Fui al videoclub
a devolver una película.
Las luces cegadoras,
el ruido, el tráfico,
la tarde ya había mutado
en noche.
El frío,
más intenso, que otros días;
pero el bullicio no se agota
en las calles de la ciudad.
Los adolescentes faltan a clase
y se apiñan en las aceras,
ocupándolas.
Su rebeldía es travestida,
huele a falacia desde lejos,
aunque sea camuflada
por el olor a porro.
Su única libertad es que tipo de
oveja serán en el rebaño humano.
Las tiendas de comestibles chinas
afloran en las fachadas.
Entre de vuelta del videoclub
a una de ellas, atendida por niños,
que contemplaban felices
una telenovela en mandarín.
Una vieja mimaba a su nieto
comprándole melones de chuchería
y gusanitos.
Cuando salgo, los bares
de Pedro Antonio están vacíos.
Es un jueves
y pronto se llenarán
de cazadores nocturnos
y de sus piezas,
chavalas muy maquilladas,
vestidas de prostitutas,
con poco cerebro,
que al final dirán que no,
provocando cabreos
a los borrachos ojeadores.
Cuando llego a casa,
el piso está solo y yo escribo

Paseo

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