Bola 8
En mi mundo de oscuras azoteas,
descampados,
de luces naranjas de extrarradio,
los rascacielos de cemento del fondo
son la ansiada felicidad que nunca llega.
El hecho es que las afueras,
los suburbios
son infinitos.
L.A.,
donde Hank peleaba a la contra,
en sucios bares con holgazanes y mendigos.
Manicomios donde se degradan
las mejores mentes
de nuestra generación.
Cuando todo
son reproches por la enfermedad,
y la única arma son las teclas.
Yo nunca he leído demasiada poesía,
me ha aburrido,
pero escribirla ahora es medicinal,
la providencia, sin rimas,
en mi caso.
Si al final, los pocos logros
son unas cuantas estrofas,
en jornadas de estudio nulo
por la imposibilidad.
descampados,
de luces naranjas de extrarradio,
los rascacielos de cemento del fondo
son la ansiada felicidad que nunca llega.
El hecho es que las afueras,
los suburbios
son infinitos.
L.A.,
donde Hank peleaba a la contra,
en sucios bares con holgazanes y mendigos.
Manicomios donde se degradan
las mejores mentes
de nuestra generación.
Cuando todo
son reproches por la enfermedad,
y la única arma son las teclas.
Yo nunca he leído demasiada poesía,
me ha aburrido,
pero escribirla ahora es medicinal,
la providencia, sin rimas,
en mi caso.
Si al final, los pocos logros
son unas cuantas estrofas,
en jornadas de estudio nulo
por la imposibilidad.
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