La balada de Cool Hand Luke
Corre, Luke, corre...
Los perros han dado con tu pista
y te siguen de cerca...
La vida es bella
en algunas ocasiones contadas.
Ahora no es quizá uno de esos momentos,
o a lo mejor sí.
Luke come sus cincuenta huevos duros...
Yo lo rememoro escuchando a Lalo Schifin
y me pregunto si acaso no todos huimos,
por los maizales de la existencia,
perseguidos por unas bestias
que en nada se parecen
a los benditos perros rastreadores.
Lo ignoro.
Una vieja iglesia es tu última guarida
y todos te recuerdan, Luke,
de mirada azul profundo,
pues le diste esperanza por unos instantes
y la esperanza es un bien precioso
en este páramo que es la vida.
Un Jesús de plástico en el salpicadero de tu coche.
La música es sin duda un milagro que nos hace sentir bien.
Los perros han dado con tu pista
y te siguen de cerca...
La vida es bella
en algunas ocasiones contadas.
Ahora no es quizá uno de esos momentos,
o a lo mejor sí.
Luke come sus cincuenta huevos duros...
Yo lo rememoro escuchando a Lalo Schifin
y me pregunto si acaso no todos huimos,
por los maizales de la existencia,
perseguidos por unas bestias
que en nada se parecen
a los benditos perros rastreadores.
Lo ignoro.
Una vieja iglesia es tu última guarida
y todos te recuerdan, Luke,
de mirada azul profundo,
pues le diste esperanza por unos instantes
y la esperanza es un bien precioso
en este páramo que es la vida.
Un Jesús de plástico en el salpicadero de tu coche.
La música es sin duda un milagro que nos hace sentir bien.
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